David Lynch está en la capital para
dar una serie de conferencias sobre la meditación y su cine. Hasta tres y cuatro horas tuvieron que esperar ayer la gente que querían ver proyectada “Cabeza Borradora” con la presentación de su director en los cines Doré. También ayer, unos pocos pudieron tener el gusto de cenar junto a él y hoy
muchos lamentan no haber podido conocer a
su director fetiche o imaginan cómo pudo ser esa cena de 150 euros. Los responsables de todo esto han sido los organizadores del RizomaFestival ¿Qué tiene Lynch que atrae a tanta gente?
David Lynch fotografiado por Miles Aldridge
Casi al final de “Blue Velvet” cuando la pareja protagonista está sana y salva en
casa, después de haber pasado por una auténtica pesadilla, en la ventana de la
cocina aparece un petirrojo con un insecto en el pico. La tía del protagonista,
con cara de asombro dice que no entiende cómo el pájaro puede hacerlo. “Yo
nunca podría comerme un insecto” dice. La pareja con cierta complicidad se mira y sonríen,
la protagonista suelta un: “es un mundo extraño, ¿verdad?” y es cuando toda la película vuelve a pasar por tu mente y piensas en
la ironía del director en esta secuencia (que de repente es como si se hubiese
transformado en esa dulce ancianita y nos guiñara un ojo) y de cómo hasta un
acontecimiento tan bello y bonito también puede convertirse en algo monstruoso
según desde donde lo mires. Entonces te das cuenta de que todo ese mundo
desconocido y oscuro vive dentro de nosotros mismos y de que si el mundo en el
que vivimos es extraño, es extraño por la forma en la que nos asomamos a él.
Lynch consigue con sus películas que nos asomemos a ciertos sitios poco
‘transitados’ en nuestro día a día pero que están ahí, dentro de nosotros,
dirigiendo nuestra mirada a los rincones más oscuros de nuestra mente.
Para muchos, algunas de sus películas no
son más que engaños y solo salvarían de su repertorio algunos títulos como “El
hombre elefante” o “Una historia
Verdadera” sus obras de narraciones más
convencionales. Para otros, su filmografía son verdaderas obras de arte. A mi,
sus películas me fascinan, unas más que otras pero en general todo ese universo
extraño e incomprensible me atrae y me hipnotiza. Si conectas con lo que quiere
contar y con la forma que tiene de contarlo, sus películas te arrastran a lugares
inquietantes y extraños que te sorprenden porque reconoces en ellos, algo
‘familiar’, como si ya hubieses estado allí antes. “Este es un mundo extraño,
¿verdad?”
Nadie que se asome al abismo lynchiano
queda indiferente. Algunos para admirar sus películas y otros para criticarlas
sin piedad. Los afortunados que vivimos en Madrid podemos disfrutar en estos
meses de su mejor filmografía en la filmoteca madrileña. Asómate al abismo. ¿Te
atreves?
J.A.G
J.A.G