Llewyn Davis es un
chico con talento, un músico vocacional cuyas canciones folk se perciben
puramente artísticas, su vocación y su talento en ningún momento se ponen en
entredicho; es más, se le percibe muy superior a los músicos de los que se
rodea. Sin embargo, el talento y las ganas de vivir de la música no siempre son
acompañados por el éxito y Nueva York puede ser el mejor sitio para un músico,
en la misma proporción en la que puede ser el lugar más duro. Sin embargo
Llewyn parece encajar todo lo que le sucede con mucha naturalidad, como parte
de su carácter de “starving artist”.
Acompañamos al protagonista durante unos
días de su vida, aproximadamente una semana de invierno en 1961, viendo lo que le
sucede descubrimos su pasado, sus
ambiciones, su personalidad y sus
actuales inquietudes. El protagonista (maravillosamente
interpretado por Oscar Isaac) está
presente en todo momento y todo lo que le rodea (música, diálogos, fotografía, ambientación, personajes)
es, cinematográficamente hablando,
perfecto.
Con el estilo característico
de los hermanos Cohen para narrar situaciones serias en tono irónico, seguir a
Llewin Davis es una delicia.
Anika
Anika