Cuando Ron Woodroof, un tejano cowboy de rodeo es informado
de que es seropositivo, automáticamente asume que es un error de los médicos:
el sida es una enfermedad que sólo se transmite en relaciones homosexuales, Ron lo tiene claro. La gran ofensa en este
caso es que le hayan tomado por gay. Pero finalmente, hasta un machista,
homófobo y aficionado a las juergas auto destructivas, tiene que aceptar que tiene
un problema: se va a morir pronto. Una vez planteada tal situación uno se dice:
y ¿ahora qué? ¿qué puede hacer éste hombre a parte de alcoholizarse hasta
perder la conciencia?
Son los años 80 y poco se sabe del VIH y de su cura, sin
embargo las compañías farmacéuticas ya están ahí para sacar partido. Sorprendentemente,
Ron se convierte en una figura clave en la lucha contra el sida, más
precisamente en un activista por los derechos de los pacientes y contra las
reglamentaciones establecidas por la FDA (Administración de Drogas y Alimentos),
institución que paraliza las mejoras de tratamientos en favor de las compañías farmacéuticas.
La asombrosa evolución que experimenta
el personaje y la solidaridad con aquellos que luchan contra
las injusticias y la exclusión social hacen de Dallas Buyers Club una película
cuanto menos interesante; imposible hablar de ella sin mencionar las sobresalientes
actuaciones de Jared Leto y de Mattew McConaughey (¡quien le ha visto y quién le
ve!)
Anika