jueves, 13 de noviembre de 2014

LA SAL DE LA TIERRA





La belleza impresionante de este documental tejido con fotografías,deslumbrante y acongojante a la par, no dejará indiferente a nadie.

Desde las primeras imágenes, en las que parecen describirse sonidos y agrupaciones humanas que asemejan a lo que pudo ser la construcción  de las Pirámides o la Torre de Babel, hasta el capítulo final ( Génesis ), que da cierto aliento de esperanza al desastroso planeta en el que vivimos,la mirada de Joao Salgado nos conduce por todos los horrores, barbaridades e injusticias cometidas por el ser humano en los últimos decenios y en muchos lugares del planeta; pero particularmente en África, desdichado y sufriente continente por encima de todos los demás ( que también tienen lo suyo ). La guerra, la destrucción y la barbarie siguen siendo, por desgracia, la clave de nuestra historia reciente.

Lo que presenciamos en muchos momentos del film es tan aterrador, inhumano y desesperanzador, que convierte a La sal de la tierra en uno de los testimonios más fuertes y duros de asimilar de cuantos recuerde. Por desgracia, la realidad no es otra.


La fuerza de las instantáneas de Salgado, en implacable sucesión  de elocuencia y captación del mal que nos rodea, están expresadas con gran belleza trágica, comprensión por la desgracia de los más desfavorecidos y compasión por el sufrimiento colectivo.

Este gran relato en formato documental y comentado por el propio Salgado, apela certeramente sobre nuestra conciencia: nuestra mala conciencia, pues a juzgar por lo visto, no puede ser otra.

A todos los grandes artistas y creadores, tendemos a otorgarles una grandeza humana y una formación ética de la que no siempre son poseedores. Con Sebastiao Salgado sucede todo lo contrario: conociendo su personalidad,humanidad y empatía con los más desfavorecidos, comprendes mejor y valoras más su trabajo artístico, materializado a través de su cámara, de poderoso creador de imágenes testimoniales de una belleza trágica que nos desborda.

Win Wenders y Juliano Salgado ( hijo del protagonista ) han hecho una magnífica, sobria y eficaz labor de realización en este film documental. Han sacado un gran partido al empleo de las fotos fijas (la obra de Salgado) que son el hilo conductor y la vertebración de todos los relatos. Fotos en blanco y negro, trágicas, descriptivas o de imponente belleza : soberbias todas. Exprimen ante nosotros cada instantánea empapándonos de emoción y documentándonos siempre.

La combinación de las secuencias animadas convencionales, algunas en color, con las fotos fijas en blanco y negro obra de Sebastiao,están perfectamente dosificadas y crean animación e interés sostenido sobre el relato.El director alemán creo que ha realizado una tarea encomiable.
Este film no pasará inadvertido para quien se atreva a sumergirse en él, y dejarse embargar por sus poderosas y elocuentes imágenes.

Manuel Fonseca