domingo, 7 de diciembre de 2014

Magia a la luz de la luna


Después de la brillante y demoledora Blue Jasmine (que también divertida) , Woody Allen se entrega a la sencillez con Magia a la luz de la luna, un bonito y romántico cuento en el que vemos elementos característicos de Allen: su pasión por los magos y sus trucos (elemento recurrente en muchas de sus películas), el retrato de la alta sociedad ( esta vez en la Costa Azul francesa, años 30) y por supuesto el amor, siempre presente en su universo.


La lucha entre razón y fé o, lo que es lo mismo, entre ciencia y creencia ocupa muchos aspectos de la vida, entre ellos las relaciones románticas. Se puede vivir mejor en una mentira y la verdad esta sobrevalorada; al fin y al cabo lo que importa es ser feliz y la felicidad puede resumirse en el amor. En este sentido hasta los más racionales tienen que aceptar que el amor existe y que éste es completamente irracional, lo que lo convierte en algo mágico.

Si bien este contenido filosófico es absolutamente evidente, no importa. Lo que cuenta es el buen rato que pasamos al ver la película, una comedia romántica en toda regla, eso sí, muy  bien hecha y con unos diálogos estupendos, no en vano es Woody Allen.  

Anika