viernes, 20 de marzo de 2015

Calvary



Le recomendé a un amigo que fuese a ver la película , y me dijo que pensaba eludirla porque estaba saturado de lo irlandés. No me especificó en que consistía tal característica ( nos comunicábamos por wassap ).Y deduzco que es la combinación de religión católica, represión, clero pederastia, más la resistencia empecinada a sus vecinos ingleses . Aderezado todo de un apego exagerado, y no se si muy recomendable , a su propia tierra .

Pues bien : este es un film en el que , si ves un trailer, estás convencido de que se van a verificar todos esos tópicos .Y el primer factor que nos sorprende es comprobar que esas imágenes y paisajes de siempre ( con cura con sotana incluido ) acompañan a unas historias que se despegan ampliamente de lo irlandés tradicional.

Calvary nos muestra una Irlanda que ya no es lo que era, o lo que imaginábamos que era. Esta historia nos presenta unos personajes de una innegable universalidad, que manifiestan angustias, dudas, actitudes morales, aberraciones y bondades propias de cualquier rincón del mundo  occidental. Pervive el bello y duro paisaje irlandés o el icono del cura con sotana. Pero la gente que habita y sufre en la isla, a juzgar por las vicisitudes que nos plantean los personajes, distan de lo que podría considerarse la esencia del alma irlandesa tradicional ( pues ya ni siquiera son todos católicos ).


A esta primera sorpresa de ubicar en un pueblo irlandés historias que podrían suceder en cualquier lugar que albergue personajes neuróticos, desesperados y que a duras penas encuentran un sentido a sus vidas, se une una acertada articulación de la historia, narrada en siete días como capítulos independientes, aunque lógicamente relacionados, y que se presentan como un thriller con la intriga en el desarrollo y violencia inherentes al género. Pero la película también posee hondura humana, escepticismo y unos diálogos magistrales repletos de ironía y naturalidad. Calvary nos ofrece un recorrido y una combinación de estilos original,  muy entretenida  y alejada de los tópicos irlandeses más manidos.

Manuel Fonseca