sábado, 25 de julio de 2015
Viaje a Sils Maria
Otra película de verano en la que lo mejor es el corto espacio de tiempo en el que entras a la sala ,con el spot de World-Media y su excelente música proyectándose en la pantalla, y que recorre nombres de ciudades y salas de todo el mundo.El fresquito de la sala y lo reconfortante de haber dejado en la calle casi 40º de temperatura,forman parte -por derecho propio-de la tan alabada “magia del cine”.
Otra cosa es la historia que se nos sirve a continuación.Nada supera la agradable sensación del comienzo : Viaje a Sils María no evoluciona hacia mejor. Y es que nos hallamos ante la típica historia francesa (en el sentido más peyorativo del término),pretenciosa,pedante y de una duración alejada de la prudencia.No se cómo se habrá configurado el guión con relación a la que es su absoluta protagonista,Juliette Binoche,pero alguien ha debido exigir (no se si ella o el director) que tenía que salir en absolutamente todos los planos ,y que su protagonismo no se nos podía olvidar ni un instante.Y es que todo,tanto lo mejor como lo peor de este film,se debe a su omnipresente protagonista.
Lo mejor porque su presencia siempre es estimulante,por su gran atrativo personal,oficio y belleza.Y lo peor (en este caso) por su abusivo protagonismo en la configuración de un personaje jalonado de muchos tópicos y al que no consigue insuflarle una suficiente autenticidad.Como suele suceder con más frecuencia que a la inversa,la película empieza tolerablemente bien ,y hacia la mitad del metraje ya está definitivamente perdida.
Paradógicamente ,quizás porque entre plano y contraplano nos hace descansar de la Binoche,la actriz que le da la réplica,Kristen Stewart,está francamente bien en su papel de eficiente y abnegada secretaria.Por el contraste,seguramente,se agradece mucho su presencia.
En el epílogo de la película (qué necesidad había de ello) los desvaríos se acumulan innecesaria pero irremediablemente.
La intención final de Oliver Assayas al contarnos esta historia queda totalmente soterrada en sus mal resueltos y pretenciosos planteamientos,subrayados por música impostada (aunque Clásica y hermosa en si misma) y que pretende subrayar un dramatismo y ambigüedad que para nada transmiten las imágenes.Una música de barroco dieciochesco,solo podía empeorar las cosas.
La agradable temperatura de la sala (bien por el termostato de los cines Renoir Plaza España) te hacen desistir de abandonarla.El metraje se puede aligerar con dos ligeras cabezaditas.Y considerando que Juliette Binoche no es lo peor que puedes ver al abrir los ojos (y la vas a ver con total seguridad) la sesión acaba saldándose positivamente.I
Ir al cine siempre merece la pena.
Manuel Fonseca