El título no se si será transcripción del
original (creo que no) o inventado para la ocasión (seguramente).Pero su
vocación de “poética ártica” creo que
nos conduce a un equívoco sobre lo que la película nos propone : una obra
interesante y compleja dentro de su aparente simplicidad. También hermosa, por
la belleza con que retrata ese recóndito rincón de la inmensa Rusia,en una zona
de apariencia subártica.
Las formas de vida abocadas a la desaparición
producen una sensación de pérdida e impotencia ,a la vez que la aceptación de
un destino imposible de eludir .Esta historia es uno de esos irrevocables
cambios de vida con un estrecho horizonte de sustitución. Sorprende comprobar el bajo nivel de vida de unos seres
que ,no obstante, a nada mejor podrán aspirar; mantenidos por una miserable
pensión que no acabas de saber de qué tipo de trabajo es consecuencia.
Parece evidente el escaso respeto y casi nula cobertura que la organización
social vigente en Rusia aplica sobre sus súbditos menos relevantes. Solo
miembros del ejército y burócratas escapan de ese abandono generalizado hacia
ciudadanos que ,por razones ajenas a ellos, han tenido que cambiar su estilo de
vida. La tristeza inherente a muchos temas ligados a Rusia, se amplía en este
relato por el extremo abandono al que se somete a ese puñado de desheredados
personajes.
No hay histrionismos ni grandiosas pérdidas .Solo
la vulgar y miserable vida de unos seres que ,desgraciadamente, ni en sueños
tienen la mínima posibilidad de cambio o evolución. La narración de los exiguos
incidentes que protagonizan tiene aire de documental, como una pausada
contemplación de formas de vida abocadas
a la desaparición. Los paisajes son
serenos, y melancólicos (por descontado).Las anécdotas humanas que
componen la biografía de los personajes
son realistas y exponentes de un
comportamiento con el que es fácil solidarizarse.
La labor de los actores ,al parecer no
profesionales ,es muy buena y creíble ,y cuadra a la perfección con el tono
documental de la película. Andrey Konchalowsky
ha acertado con el pulso lento y contemplativo del film. Nos trasmite emociones
e ideas de manera sencilla y directa.”El cartero de las noches blancas “ puede
sugerirnos una relectura del conocido párrafo que abre Ana Karenina,
permitiéndome parafrasear :”Todas las sociedades consumistas y globalizadas se
asemejan. Cada sociedad desgraciada o infeliz ,es infeliz a su modo “.
Manuel
Fonseca