miércoles, 26 de agosto de 2015

El cartero de las noches blancas




El título no se si será transcripción del original (creo que no) o inventado para la ocasión (seguramente).Pero su vocación de “poética ártica”  creo que nos conduce a un equívoco sobre lo que la película nos propone : una obra interesante y compleja dentro de su aparente simplicidad. También hermosa, por la belleza con que retrata ese recóndito rincón de la inmensa Rusia,en una zona de apariencia subártica.
Las formas de vida abocadas a la desaparición producen una sensación de pérdida e impotencia ,a la vez que la aceptación de un destino imposible de eludir .Esta historia es uno de esos irrevocables cambios de vida con un estrecho horizonte de sustitución. Sorprende  comprobar el bajo nivel de vida de unos seres que ,no obstante, a nada mejor podrán aspirar; mantenidos por una miserable pensión que no acabas de saber de qué tipo de trabajo es consecuencia.
Parece evidente el escaso respeto  y casi nula cobertura que la organización social vigente en Rusia aplica sobre sus súbditos menos relevantes. Solo miembros del ejército y burócratas escapan de ese abandono generalizado hacia ciudadanos que ,por razones ajenas a ellos, han tenido que cambiar su estilo de vida. La tristeza inherente a muchos temas ligados a Rusia, se amplía en este relato por el extremo abandono al que se somete a ese puñado de desheredados personajes.

No hay histrionismos ni grandiosas pérdidas .Solo la vulgar y miserable vida de unos seres que ,desgraciadamente, ni en sueños tienen la mínima posibilidad de cambio o evolución. La narración de los exiguos incidentes que protagonizan tiene aire de documental, como una pausada contemplación  de formas de vida  abocadas  a la desaparición. Los paisajes son  serenos, y melancólicos (por descontado).Las anécdotas humanas que componen la  biografía de los personajes son realistas y exponentes  de un comportamiento con el que es fácil solidarizarse.
La labor de los actores ,al parecer no profesionales ,es muy buena y creíble ,y cuadra a la perfección con el tono documental de la película. Andrey  Konchalowsky ha acertado con el pulso lento y contemplativo del film. Nos trasmite emociones e ideas de manera sencilla y directa.”El cartero de las noches blancas “ puede sugerirnos una relectura del conocido párrafo que abre Ana Karenina, permitiéndome parafrasear :”Todas las sociedades consumistas y globalizadas se asemejan. Cada sociedad desgraciada o infeliz ,es infeliz a su modo “.
Manuel Fonseca