En todo aquel que espera, tras la oscuridad de una sala de
cine, el comienzo de una película existe un deseo de conocer, de mirar sin ser
visto otros mundos desconocidos, convirtiéndose sin poder evitarlo en un
auténtico ‘mirón’. Esta sensación se acentúa cuando se trata de una película en
el que el sexo es protagonista de la historia. En una de las escenas del film
uno de los personajes principales pide a un voyeur que por favor se marche y les deje tranquilos, el
espectador intenta no moverse ni hacer ruido, callado en la oscuridad del cine
( no vaya a ser que le echen también a él ).
En este continuo juego de miradas el director francés Alain
Guiraudie nos presenta su historia con la soledad, el sexo entre hombres y el
cruising como protagonistas, (además de algunas sorpresas más que es mejor no
revelar). El escenario en el que todo transcurre es un bonito lago donde los
personajes pasan sus vacaciones. Todos los hombres que se acercan al él buscan
algo, ya sea sexo, amor o amistad y algunos, algo más oscuro.
Con
esta atrevida y original cinta Guiraudie y su equipo nos recuerdan que quien
tiene algo que contar no necesita
grandes producciones.