La interesantísima historia del
matemático Alain Turing (1912-1954) se convierte en una impecable película que
nos narra, con la elegancia característica del buen cine “clásico”, la
genialidad de Turing, quien no sólo fue el precursor de los ordenadores, sino
que jugó un papel de vital importancia en la victoria de los Aliados en la
Segunda Guerra Mundial. Como dice en el film su compañera y amiga Joan
Clarke: gracias a Turing el mundo
se convirtió en un sitio mejor.
Sin embargo, como sucede repetidas veces en la historia, las
excepcionales personas que contribuyen enormemente al progreso pueden llegar a
ser castigadas, juzgadas y condenadas, en lugar de recompensadas y agradecidas.
Desgraciadamente así fue el caso de Touring, quien sólo recibió agradecimiento
varias décadas después de morir.
Además del trabajo realizado por
Turing y su equipo durante la Segunda Guerra Mundial, el film pone especial
atención en los elementos necesarios para el progreso: la confianza, la apuesta
por la innovación y la paciencia. Es decir , el apoyo incondicional a la
investigación como clave esencial para el desarrollo y el progreso de la
ciencia, la tecnología y la sociedad.
Como parte del contexto histórico y social de la época, el film también
destaca importantes sucesos derivados del estado de los derechos civiles, en
concreto la situación de las mujeres y de los homosexuales.
The
Imitation Game narra una parte de la Historia necesaria para entender el mundo
actual; mientras vemos el film somos testigos de importantes sucesos durante la
Segunda Guerra Mundial. La vida de
éstos matemáticos y lingüistas que
trabajan para descifrar códigos secretos nazis se desarrolla entre conspiraciones, espías, y secretos donde
la misma Historia Contemporánea nos proporciona un apasionante thriller. Por
tópica que sea la expresión, cierto es que la realidad supera la ficción, The
Imitation Game hace prueba de ello.
Anika