Y yo “posada “ en mi butaca, también reflexioné ante la sucesión de imágenes y situaciones grotescas de la película. Nada nos deja indiferente, aunque Andersson trabaje con lo trivial,percibimos que algo hay escondido detrás de los discursos incongruentes de sus personajes.El espectador tiene la oportunidad de aceptar o no el juego que el director propone y completar lo que el autor nos quiere expresar. En cierto modo, como dice Roland Barthes “ la muerte del autor comienza con el nacimiento del lector “, y así es : el director desmonta la lógica aristotélica , las estructuras del lenguaje y el convencionalismo en la narración ,para que cada uno de nosotros perciba el mensaje como una aportación artística que incorporemos a nuestra psique conduciéndonos inexorablemente hacía la reflexión .
Las tres absurdas muertes del principio sin consecuencias posteriores en la trama, son un buen ejemplo de bufonada que nos puede provocar alguna sonrisa. Pero los personajes que constituyen el hilo conductor: vendedores de artículos de broma o trabajadores del mundo del espectáculo ( como se autodenominan ),nos llevarán a situaciones patéticas y grotescas . Son payasos con los que recorremos el sinsentido de la vida, el absurdo de la existencia..
Los diálogos repetitivos nos muestra una realidad vacía de significado. Nos movemos como autómatas repitiendo una y otra vez las mismas situaciones ,instalados en la rutina que , paradójicamente , nos ofrece seguridad la mayoría de las veces. Como la frase varías veces pronunciada “ Me alegro de que estés bien “.
La película está narrada en encuadres fijos con una ambientación y una fotografía,unida al maquillaje exagerado de los actores,que nos lleva a conexiones con el mundo de algunos pintores de la vanguardia de “entreguerras” y de otras disciplinas artísticas.
Las imágenes fijas, el silencio en el albergue, la sordidez de la habitación.. acompañan perfectamente las ideas existencialistas que son la nota dominante. Así como las canciones reiterativas del bar y la entrada del caballo con el rey en escena.Es evidente que carecen de lógica espacio-temporal, pero podemos interpretarlo como la representación del trauma histórico que en 1709 supuso el fin del Imperio Sueco.
Entiendo que este tipo de películas experimentales no puedan recomendarse , pero como en cualquier producción artística lo importante es la diversidad de actitudes ante la propuesta. La aceptación o el rechazo son perfectamente comprensibles.
María Berrocal
María Berrocal