La película (galardonada con la Concha de Oro de San Sebastían 2013 ) nos ofrece un panorama sociológico y antropológico bastante interesante de la caótica ciudad de Caracas.
La historia se desarrolla en los sórdidos y periféricos barrios de la ciudad, donde se hacinan seres luchando por la supervivencia. En una de estas infraviviendas tiene lugar el drama al que los protagonistas tienen que enfrentarse. Junior, niño de nueve años ,sólo desea alisar su pelo para la imagen que aparecerá en la orla del colegio. La madre de Junior rechaza su comportamiento recriminándole constantemente su afán por el baile y el cuidado de su pelo.Ella tiene pocas opciones aparte de buscar trabajo precario y ver donde dejar, durante la jornada laboral a su hijo pequeño.
La película puede tildarse de reiterativa en su desarrollo: rutas de autobús , la vivienda,el barrio,las entrevistas de trabajo, etc, pero es evidente que la directora nos habla de la espiral inevitable en la que se hallan estos personajes. No es fácil escapar de la red en estos barrios de miseria e intolerancia. Al igual que en los castigos mitológicos ,los personajes están condenados a repetir una y otra vez las mismas acciones.
La directora del film aprovecha estas escenas para expresarnos temas tan importantes como la homofobia, violencia, sexo, diferencias de género y raciales en el contexto urbano ; así como los rituales de espiritismo y la irrupción de lo público en lo privado ( la televisión presente en todos los hogares comunicando los sacrificios que hacen los ciudadanos para que el expresidente Chavez recupere su salud ).
Es preciso destacar la dicotomía de los protagonistas: la madre, desagradable,antipática,denotando hacia su hijo un rechazo cuyo motivo no queda explícito. El niño, sin embargo ,atrae al espectador desde el principio . Su única meta es verse como un cantante de moda con el pelo alisado .
El precio que debe pagar Junior por vivir con su madre y la mirada del niño en la última escena nos atisba un futuro poco prometedor.
María Berrocal
