ENTREVISTAS DE CINE

Carlos Vermut ha rodado en Madrid Magical Girl’ su segundo largometraje. En estos momentos se encuentra en la sala de montaje a falta de un par de semanas para terminar. Hemos hablado con la montadora de la película Emma Tusell.







¿Cómo describirías la película que estás montando?

Es una película de “cine negro costumbrista” (así la define su director) que parte de un guión brillante y redondo lo cual no es fácil de encontrar. Es sorprendente en su historia (nada es lo que esperas) y en su estética. Posee un look y una interpretación (Bárbara Lennie, José Sacristán, Luis Bermejo y la nobel Lucía Pollán) muy cuidados. Tiene un tono único y personal.
        

 Coincides con el director en gustos cinematográficos.

Muchísimo. Los dos somos fans de Bergman, Haneke y Tarantino. Tenemos una manera muy similar de entender el cine lo que hace que trabajar juntos sea fácil y placentero.


 ¿Cómo os habéis organizado para trabajar juntos?  Háblanos de cómo es una jornada en el montaje de esta película.

Gracias a este entendimiento común del cine y el montaje, el director confió en mi para que fuera armando la peli mientras rodaba. Así, el primer día que Vermut vino a la sala de edición ya había un primer montaje. A partir de ahí él fue haciéndome correcciones y sugerencias pero siempre desde el respeto y, como digo, la confianza.  


En tu experiencia como montadora, ¿crees que el director tiene una idea fija de lo que va a pasar cuando se termine el montaje o es un proceso que se va formando y que es imprevisible? Y en el caso de Magical Girl?
Me he encontrado con todas las vertientes: desde directores que me han dado el material y han dicho “¡hasta luego! Ya me llamarás cuando tengas el primer corte” hasta directores que han estado ahí controlando cada fotograma.. Hay directores que prefieren confiar en el privilegio de la objetividad que nos da a los montadores el no ir a rodaje y otros amantes de la sala de montaje que prefieren estar a mi lado en todo el proceso.. ¡Para gustos los colores!
Como he dicho antes, con Vermut he trabajado desde su plena confianza en mi, lo cual me llena de orgullo ya que es un director al que admiro.


¿Hasta que punto insistes en tus ideas? ¿Te resulta difícil abandonar una idea que crees que es mejor que la que te impone el director?

 Creo firmemente que el cine es un trabajo en equipo, un buen director es también el que escucha y confía en la experiencia de cada persona en su departamento. Yo creo que soy una persona flexible y sobretodo, tengo claro que la última palabra es siempre la del director ya que es quien da el punto de vista a la película. Si él lo ve de forma diferente, he de respetarlo.

¿Crees que hay muchas películas válidas con todas las imágenes que han sido rodada o solo hay una buena?

No, creo que del mismo material editado por 10 genios del montaje resultarían diez películas diferentes. Una de las guías del montador es la intuición y la intuición no tiene normas…



                                                                                            Muchas gracias Emma. 

                                                                                                                                                  J.A.G
 La alfombra roja se rodó en 2010 en Bombay (India). Desde su estreno en 2012 el corto-documental está teniendo muy buena acogida en los festivales. No solo ha recibido varios premios (nacionales e internacionales) si no que también ha sido preseleccionada al mejor cortometraje documental en los Goyas 2014. Cine Rashomon habla con su director Manuel Fernández.






  1. ¿Cómo surge la idea?

La idea surge cuando estaba preparando un viaje a India con mi chica para visitar a nuestro amigo Iosu López (codirector del documental y en aquel momento corresponsal en Nueva Delhi) empezamos a darle vueltas a posibles proyectos a desarrollar. Yo iba a hacer el viaje con mi equipo de cámara a cuestas y era una buena oportunidad de pasar un buen rato haciendo algo interesante. Empezamos a sacar temas en conversaciones por Skype, todos ellos vinculados al mundo de Bollywood, que es un microcosmos alucinante. De hecho, el gérmen de todo esto iba a ser un docu sobre niños actores de escuelas de cine en Bombay. De repente, nos acordamos de un personaje muy especial que representa la cara más amable y la más cruel del mundo del cine… empezamos a investigar y una cosa nos llevaba a otra hasta que conseguimos llegar a ese personaje. Fue una tarea difícil pero que hicimos con mucha ilusión y conseguimos sacar adelante.

  1. ¿Por qué te decides a contar esta historia? ¿Qué elementos crees que tiene el proyecto para llegar a ser un buen documental?

Cuando llegué a India me di cuenta de por qué es el país por antonomasia para el viajero. Tanto Iosu como yo somos viajeros empedernidos, en cuanto tenemos unos días, nos echamos la mochila al hombro y nos recorremos todos los rincones que nos es posible. En el caso de la India fue especial, es un destino que lo amas o lo odias y en mi caso me quedé totalmente prendado. El flechazo que sentí hacia ese país y sus gentes me empujó también a sobreponerme a cualquier cosa para poder poner mi granito de arena para poder denunciar la situción de la infancia allí. Te puedo asegurar que la inmersión en un slum en India es mucho más impactante que en una favela Brasileña o un Township sudafricano, es una esperiencia que te deja marcado de por vida.
En cuanto a este proyecto, para mí, lo más especial es que pudiendo habernos recreado en la miseria y el dolor más absoluto, lo que hicimos, fue dar un discurso positivo y dejar que las imágenes hablaran por sí mismas. Al final refleja muy bien esa alegría y felicidad que tienen los indios pese a vivir en unas condiciones infrahumanas. Narrativamente me gusta como lo desarrollamos, cómo conseguimos dar el giro final y ese sutil discurso metacinematográfico que nos cuenta.

  1. ¿Fuiste a India con una idea clara de lo que querías grabar? Anotaciones, un preguión, localizaciones…¿qué llevabas preparado? 

Lo que me encanta del género documental es que está totalmente vivo y es imprevisible. Yo trabajo en ficción donde todo está constriñido, muy preparado previamente y hay poco margen para la improvisación. En cambio, trabajando el documental, no eres tú el que maneja el rodaje, el rodaje te maneja a ti y te va llevando por caminos y abriendo vías que ni te hubieras imaginado en la preproducción. Al slum llevamos un cuestionario para Rubina que luego cambiamos sobre la marcha y mucho valor para meternos en el slum con el equipo, eso fue todo. Éramos como extraterrestres dentro del slum,…, cuatro occidentales cargados con equipo y grabando allí durante tres días. La gente se apelotonaba, se reían, nos empujaban, …, nos llegaron a tirar piedras e incluso el slumlord (jefe de la mafia del slum) llegó a agredir a integrantes del equipo cuando nos negamos a darle dinero. Ahora nos reímos de todo eso, pero sobre el terreno fue duro. En el documental, en mi opinión, se impone un poco la frase de Robert Capa de “si tu fotografía no es buena es porque no te has acercado lo suficiente”.
En cuanto a cómo localizamos a Rubina, no fue nada fácil. Todo empezó por un libro editado en Francia, el resto fue trabajo de Iosu, es una persona que es capaz de encontrar lo que le pidas si le dejas una conexión a internet y un teléfono. En temas de producción es un “conseguidor”, es impresionante, es capaz de hacer diez mil llamadas y freir a mails hasta que consigue lo que quiere. Yo soy incapaz de eso, a mí dame la cámara y me vuelvo loco, te doy el plano que quieras sin pensar si me puedo despeñar por un acantilado, pero la producción se me atasca. Por eso hicimos tan buen tándem, él se centró en temas de producción y yo de realización.

  1. ¿Cuáles han sido tus influencias más directas para el proyecto de “La alfombra”?

No sabría darte una influencia directa pero muchas indirectas que me hacen amar el cine tanto de ficción como documental. A bote pronto te puedo dar cinco o seis títulos de documentales clásicos de lo más variopinto que son de referencia para mí del género documental como “La Isla de las Flores”, “Powwaqatsi”, “Los Espigadores y las Espigadoras”, “Hurdes, Tierra sin Pan”, “El Desencanto”, “Buenavista Social Club”, “Lecciones en la oscuridad”, “Flamenco” y otros muchos más modernos como “The Cove”, “Sugar Man”, “Exit Through the Gift Shop”, “Capturing the Friedmans”, “The Invisible War”, “La Cueva de los Sueños Olvidados”, “Man on Wire” que son una maravilla y un claro ejemplo de la buena salud de que disfruta este género. Hay gente muy brillante que saca con mucho esfuerzo y poco dinero proyectos inverosímiles que son alucinantes.


  1. Fuiste con un equipo muy reducido de personas y poco material, ¿qué echaste de menos en el rodaje? ¿Crees que fue beneficioso para el proyecto?

Eché de menos tener más días en el slum para poder sacar a la luz más historias interesantísimas de las que nos íbamos enterando. También eché de menos algo más de equipo humano y técnico pero lo resolvimos con imaginación. Por ejemplo, como iba con la Canon 5D que es una cámara muy difícil de operar cámara en mano y eso era una gran limitación para moverse rápido, me fabriqué la “steady slum” que es un invento que hacíamos en la escuela cuando no nos dejaban coger la steady, consiste en poner un monopié a la cámara y pegarle con cinta dos botella de agua de litro y medio en la parte inferior para que te haga de contrapeso y nivele la cámara. Niveló la cámara y me desencajó el hombro después de tres días… Sin duda ir con poco equipo fue la única manera de poder sacar esto adelante, no sé si fue beneficioso, pero era la única manera.

  1. ¿Cuáles fueron los problemas con los que pensabas que te encontrarías a la hora de grabar el documental y cuáles fueron los problemas reales?

Nos encontramos con todos los problemas que nos imaginábamos y alguno más. Reticencias de la familia de Rubina, mucha pobreza e insalubridad que nos puso un par de veces al límite, reticencia de la gente del slum, problemas de transferencia de archivos de las tarjetas en mitad del slum… Me acuerdo de un problema con el que no había contado, la humedad era extrema y el calor asfixiante, no sabría decirte pero puede que 45 grados al sol, de repente, primer día de grabación, primer plano, enciendo la cámara y zás, al minuto se para porque se recalienta… recuerdo que estaba sobre unas vías de tren entre unas vacas y unas cabras y pensé “vaya, después de todo el esfuerzo y aquí se acaba la grabación de este documental”. No me digas cómo, pero la cámara no volvió a fallar en los tres días siguientes y eso que le metí una caña que no veas.

  1. ¿Volverás a la India?

Sin duda, además, una vez que vas a la India y tienes experiencias como las que vivimos, un trocito de India viaja contigo para siempre.


Gracias Manu


                                                                                                                                    J.A.G


Hoy ha empezado la VIII edición del Festival de Cine Inédito de Mérida. Cine Rashomon habla con su director Ángel Briz Hernández.






  1. ¿Cómo surgió el festival de cine?

En abril de 2006 un grupo de amigos que realizan un programa de cine en la emisora municipal Radio Forum, deciden formar un cine club. Al poco tiempo, la Consejería de Cultura convoca unas ayudas para festivales, y decidimos presentar una propuesta de Festival de Cine para Mérida. Es, por tanto, un proyecto de un grupo de amantes del cine, con un único objetivo, ver películas que de otra forma nunca llegarían a Mérida, un cine de calidad llegue a una ciudad de provincias, que de otra manera sería impensable.

  1. ¿Por qué un festival de cine en Mérida?

Principalmente para que lleguen a Mérida películas que de otra forma no lo harían. No aspiramos a tener un gran festival, con presencia de actores y directores, porque se nos va de nuestro presupuesto. Todos tenemos nuestros trabajos al margen y esto para nosotros es una afición. En Mérida sólo se pueden ver películas muy similares, de corte muy comercial, en El Foro, que pertenece a la empresa Cinesa. Y con el Festival el público tiene acceso a películas que no se han estrenado en España y que se pueden ver en versión original con subtítulos.

  1. ¿Cuales son los problemas a los que se enfrenta el festival año tras año?

El principal es que al no ser muy reconocido nos cuesta traer algún actor o director que pueda resultar mediático y nos ayude a llegar a más gente, un público que no sea el habitual de otras proyecciones del cine club. Pero poco a poco nos estamos dando a conocer, hay programas como El séptimo vicio, de Radio Nacional de España, que se hace eco de nuestro festival desde las primeras ediciones; y el programa de La 2 Días de cine también se acuerda de nosotros todos los años. Resalta nuestra labor con estas palabras: “Es lo más parecido a una labor pedagógica del siglo XXI: llevar cine de calidad a una Comunidad, Extremadura, donde resulta casi imposible ver algo que se salga de lo más comercial y mucho menos en 35 mm, ofreciendo una cuidadísima sección Oficial con títulos prestigiosos aun no estrenados en las salas de nuestro país”.

De cualquier forma, han pasado ya muchos amigos por Mérida, como Miguel Ángel Silvestre, semanas antes de su boom, para presentar La distancia;  Antonio de la Torre, Santiago Zannou o Aitor Merino, que este año vendrá a presentar su documental Asier y yo, y charlará con los espectadores al final del pase.

Otro problema es el económico, pues tenemos un presupuesto ridículo, de 20.000 euros, pero sí tengo que agradecer el apoyo desde el primer año de la Consejería de Cultura, del Ayuntamiento de la ciudad y de algunas instituciones y empresas privadas que colaboran en la posible.
Nos gustaría encontrar un patrocinador privado fuerte, que serviría para dar un gran empujón al certamen.

  1. ¿Qué criterios empleáis para elegir las películas del festival?

El criterio más importante es el de la calidad. Las películas las elegimos después de asistir a los festivales de cine más importantes que se celebran en España, pero también de lo que se conoce de otros, como Cannes,  Berlín, Venecia... Y siempre que no hayan llegado a estrenarse en España.
Destacaría de las películas de este año una calidad incuestionable, y sobre todo una selección de títulos valientes, que tienen en común poner el acento en una serie de valores esenciales.


  1. Habéis conseguido que una de las salas de los cines Cinesa se proyecten películas en versión original. ¿Cómo lo habéis hecho?

Hace tres años proyectamos un pase del Festival en Cinesa, Pina, de Wim Wenders y, debido al éxito, iniciamos una relación con Cinesa más estrecha. Desde entonces, llevamos ya dos años programando una película en Versión Original todos los lunes del año, que están resultando muy bien. Por todo ello, este año les propusimos ampliar la colaboración al festival y aceptaron. Ha sido clave la decisión, porque en la actualidad los formatos de exhibición han cambiado y no hay locales en Mérida que pudieran proyectar en digital. De no ser por esa colaboración, la mayoría de las películas no podrían proyectarse, por lo que les estamos muy agradecidos.

  1. ¿Qué consejos darías a la gente que está pensando en organizar un festival de cine en su ciudad?

Que no se desanimen si piensan que en estos tiempos es difícil hacer algo relacionado con el cine. Si se ofrecen alternativas para que la gente salga de casa, a precios razonables, eso sí, merece la pena trabajar y moverse, si te gusta lo que haces. Con un proyecto original, las instituciones públicas y empresas privadas pueden implicarse.
Nosotros iniciamos con Cinesa una relación y propusimos que las entradas de los pases en Versión Original fueran a 4euros. Unos meses después, Cinesa decidió poner todas sus entradas de todos los pases, cualquier día de la semana, incluidos los fines de semana, a 4 euros. Ha habido un aumento del número de espectadores indudable, y en enero se replantearán la situación con los números en la mano.


  1. Danos tres motivos para viajar a Mérida para asistir a vuestro festival.

La visita a Mérida lo merece sin el festival, porque es la única ciudad donde puede verse cómo era la vida cotidiana de los romanos, según dijo la UNESCO para nombrarla Patrimonio de la Humanidad: Circo, Teatro, Anfiteatro, templos, arcos, termas, acueductos, casas… Y el Museo Nacional de Arte Romano, obra de Rafael Moneo.
En cuanto al festival, hay que venir a Mérida si quieres ver películas que puede no lleguen a estrenarse en España o lo hagan muy tarde.
Tenemos ejemplos, como las españolas Animales de compañía o A puerta fría, que hasta dos años y un año después del Festival, no llegaron a estrenarse. O el documental Inside Job, que llegó a Mérida cuando Sony no sabía aún si estrenaría en España un documental sobre la crisis económica, y que luego se llevó el Óscar al Mejor Documental.
Y un tercer motivo puede ser asistir al Taller Interactivo Del manga al cine, este año que celebramos el 400 aniversario de las relaciones entre Japón y España. La Clase Magistral la darán Gloria Fernández y Enrique Garcelán, de Cine Asia, que el año pasado triunfaron con otra sobre el cine de Bollywood, y que nos traen bajo el brazo Thermae Romae, una película sobre un arquitecto japonés en época romana y qué mejor sitio para verla que en Mérida.


                                                                                   Gracias Ángel y suerte con el festival.



                                                                                                                             J.A.G.