EL AGENTE QUE PERSIGUIÓ AL DIABLO
Ralph
Sarchie ha visto el mal en estado puro. Ante sus ojos han desfilado cuerpos que
se contorsionaban de manera imposible, figuras fantasmales que aparecían
flotando en habitaciones donde tiempo atrás se cometió un crimen atroz e
incluso hombres que en noches de luna llena se transformaban en lobo…Con un currículum de dieciséis años de servicio, trescientos arrestos, siete
condecoraciones y más de veinte exorcismos a sus espaldas, no es de extrañar
que Sarchie solicitara hace años la jubilación anticipada.
Aunque ya había recogido algunos de estos casos en su libro, titulado «Beware
the night», el policía no es muy dado a ofrecer entrevistas. Sin embargo,
gracias a varios meses de obstinación, aceptó mi llamada para conocer sus
experiencias de primera mano. Su
voz seca y profunda es idónea para narrar los acontecimientos de los que ha
sido testigo desde que, allá por 1990, empezara a colaborar con Ed y Lorraine
Warren, un famoso matrimonio de investigadores de misterios a quienes ya dieron
vida Vera Farmiga y Patrick Wilson en la película «The Conjuring» (James Wan,
2013).
«El
mundo de lo paranormal me interesó desde niño; recuerdo que mis padres me
llevaron a ver El Exorcista (William Friedkin, 1973), y aquella noche tuve que
dormir con ellos. No imaginaba entonces que, con el tiempo, acabaría siendo
testigo de hechos muy similares». Por eso, cuando tuvo la posibilidad de ayudar
a víctimas de sucesos inexplicables, no lo dudó ni un instante. «Los policías
trabajamos para prestar ayuda a la comunidad –continúa a través del teléfono–,
así que no hay mucha diferencia con mi labor habitual».
Tras
aclarar que, en realidad, nunca investigó misterios para el cuerpo de policía
de manera oficial, decide entrar en materia y relatarme el caso que más le ha
impresionado hasta la fecha. «Imaginarás que como agente de policía he vivido
todo tipo de situaciones, algunas incluso al borde de la muerte. Sin embargo,
el miedo que sentí durante aquella jornada no es comparable a nada».
Ocurrió en la noche de Halloween de 1991, cuando recibió el chivatazo de que una
humilde familia de Yonkers (Nueva York) estaba siendo aterrorizada por la
presencia de un espíritu maligno. Los Villanova, que así se apellidaban, vivían
sin salir del salón por el pánico que les producía andar a solas por su casa. «Todo había comenzado varias noches atrás, cuando en el dormitorio del matrimonio
apareció una mujer de cabello oscuro y blancos ropajes con el rostro demacrado.
Más tarde los más pequeños empezaron a hablar de una señora decrépita que
caminaba por sus habitaciones durante la madrugada. Incluso llegó a comunicarse con ellos
diciendo que se llamaba Virginia Taylor».
Tras investigar en el archivo descubrieron que a principios de 1900, en esa misma
calle un hombre había descuartizado a su esposa en el día de su boda. El nombre
de la víctima, según el periódico local, era “Virginia T”. Con todos esos datos en la cabeza, el policía empezó a recorrer la solitaria
casa… «Cuando estaba saliendo del sótano, a punto de atravesar la puerta, sentí
que había algo a mi espalda. No me podía mover. Lo único que podría decir es
que algo me estaba acechando. Lo sentí detrás de mí, pero no podía moverme, no
podía hablar ni tampoco respirar y mi corazón latía muy rápido. Estaba
aterrorizado».
Cuando al fin recobró la movilidad, descubrió que, aparentemente, allí no había
nada… Pero durante la inspección se topó con unas extrañas luces que recorrían
las diversas estancias del domicilio. Tras varias sesiones de exorcismo (cosa que él denomina “El trabajo”) todo
volvió a la normalidad y la familia quedó en paz. Pero Sarchie, que es un tipo
humilde, prefiere quitarse méritos: «No fuimos nosotros, pues al final todo
depende de Dios. Si no llevas a Dios a estos lugares todo progresa, empeora y
no termina nunca”. De hecho él nunca se separa de una astilla que aparentemente procede del Lignum
Crucis y que, asegura, le protege de todo mal.
Tras atender a la familia Villanova, el agente siguió recibiendo llamadas de
auxilio de todo tipo. Una de ellas procedía de un incauto que acababa de
comprar una casa al lado del cementerio. Y eso que la famosa película de Lucio Fulci,
en 1981, ya había puesto de manifiesto que este tipo de mudanza suele acabar
costando muy cara. El caso es que el ingenuo inquilino tuvo que abandonar la
vivienda porque cada madrugada escuchaba unas garras invisibles que arañaban el
cabecero de su cama y observaba una sombra sin pies deambulando junto a su
ventana.
Ahora
el director Scott Derrickson («Sinister», 2012) ha colocado en la coctelera
alguno de estos escalofriantes casos para brindarnos una prometedora cinta de
terror. «Si con ella conseguimos
concienciar a la gente de que estas cosas ocurren, habrá valido la pena»,
afirma Sarchie.
Eric Bana (dcha.) posa junto a Ralph Sarchie (izq.), a quien da vida en «Líbranos del mal».
Puede que sus pretensiones suenen un tanto utópicas y altruistas, así que por
el momento puede conformarse con que el film parece cumplir su cometido. Y es que
Eric Bana, que da vida al sargento de policía, asegura haber pasado tres
semanas sin dormir por culpa de la dichosa película.
Cuando nos despedimos ha pasado más de una hora; no hay duda de que si al
estudio le salen las cuentas, aquí tendrán material para todo lo que precisen:
secuelas, precuelas, series, spin-off, remakes, reboots… Y todo lo que se
propongan. Eso sí, espero que para entonces le receten a Bana unos buenos
somníferos
