El acontecimiento cinematográfico de esta temporada, BoyHood, ha cumplido sobradamente todas nuestras expectativas: innovación, intensidad, naturalidad, profundidad psicológica y una gran interpretación, tan natural y convincente como la vida misma. Porque son la vida y el paso del tiempo los temas centrales de esta película, y es esto precisamente lo que nos conmueve y nos emociona, tocando nuestras fibras más sensibles. El río de la vida…
Linklater posee una gran formación en todos los terrenos de la cultura, por lo que no es de extrañar encontrar ciertos paralelismos y referencias en cineastas y literatos: Bergman en “Fanny y Alexander” y sobre todo Thomas Mann, premio Nobel y autor de su gran obra “ Los Buddenbrook” (seguimiento de una historia familiar durante 40 años ).
La exposición de la problemática y vicisitudes que atraviesa una familia americana durante doce años nos ofrece todo un manual de psicología evolutiva (sobre todo en el protagonista Mason). El film también ilustra las estrategias adaptativas que construyen los personajes para su supervivencia; tanto el padre como la madre, a pesar del diferente discurrir de sus vidas, se esfuerzan y ponen todo su empeño en la unión y armonía familiar.
Mason, el protagonista real de esta película, debe pasar por los cambios a los que se ve obligado, cambios que por otra parte son necesarios para el desarrollo laboral de la madre y sustento de la familia. Es obvio que el sufrimiento es inevitable en ciertas situaciones de la vida, Mason lo comprenderá cuando alcance la mayoría de edad y aborde su futuro con madurez.
El éxito de esta gran película radica en la universalidad de todos los conceptos que plantea y en los sentimientos que nos provoca. Inevitablemente nos identificarnos en muchas situaciones.
María Berrocal