jueves, 20 de noviembre de 2014

Blue Ruin


“Silencio, no se te ocurra moverte de tu butaca”

Vemos un coche con el maletero abierto. Un hombre de pie apunta con un arma a otro hombre que está tumbado en el suelo, desarmado. La escena a contraluz tiene como fondo el atardecer. El peso de dos enormes palabras llenas de óxido y dos agujeros de bala componen el título de la película, en un tono azul metalizado, frío. ‘Blue Ruin’. Hipnotizado por el cartel compré una entrada para la última sesión. No sabía nada sobre la película que iba a ver. Mejor así.

El protagonista, un joven homeless que sobrevive en un destartalado y viejo Pontiac azul, se hace cargo de un asunto que tiene pendiente, sin calcular sus consecuencias y convirtiéndose en alguien que no quiere pero que no puede ni sabe cómo evitar. En la oscuridad del cine, los músculos de mis hombros se contraen y mis manos buscan el reposabrazos de mi butaca para agarrarlos con fuerza. Los primeros veinte minutos del film no tienen diálogo pero te dejan sin aliento.

El protagonista actúa con tanta torpeza y naturalidad que la tensión surge inevitablemente. La transformación del protagonista y la construcción de la trama hacen que te sumerjas en la historia desde su inicio. La fotografía de la película crea unos ambientes muy apropiados para que fluya la narración,  permitiéndose algunos alardes y destellos estéticos.

El personaje que interpreta el actor Macon Blair está lejos de parecerse a Charles Bronson o Harry el Sucio. Es un pobre desgraciado. Ahí reside su atractivo. El mismo actor cuenta que cuando le propusieron el papel no se veía ni seguro ni preparado para hacerlo debido a su falta de formación. Fue el director Jeremy Saulnier -también  guionista y director de fotografía-  amigo de la infancia de Blair, quien le animó a involucrarse. Era  precisamente la  falta de experiencia  de Blair lo que Saulnier buscaba.
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Juntos fueron al preestreno de ‘Blue Ruin’ en un cine de Francia y quedaron asombrados por el resultado. Han conseguido hacer una película seria, una película de verdad con un presupuesto muy bajo. Un buen ejemplo de que la creatividad y el trabajo suplen  la falta de medios.

Un atípico trabajo que te hace reflexionar sobre la venganza y la legalidad del uso de las armas.
Un dulce para los amantes del cine negro y del cine independiente.


                                                                                                                             J.A.G.