martes, 14 de abril de 2015

Gett: El divorcio de Viviane Amsalem


¿ Es posible que la esclavitud de la mujer todavía no se haya abolido en Israel ?
Pues según la Halajá “los matrimonios contraídos por esta ley religiosa están sometidos a ella, y sólo un tribunal rabínico, elegido por el ministro de justicia israelí, puede conceder el divorcio a la mujer que lo solicita. Con una condición : el marido  debe dar su consentimiento entregando el Gett ( la libertad ) a su esposa .Si éste rechaza con obstinación la concesión del mismo, la mujer se encuentra totalmente desasistida, discriminada, privada de libertad y estigmatizada. No podrá relacionarse con otras personas mientras dura el proceso, por miedo a ser acusada de adulterio. En el caso de  unión con otro hombre sin haber obtenido el divorcio, los hijos de la nueva pareja serán considerados bastardos, sin protección social ni reconocimiento legal .

Así son las cosas. Asistimos durante un largo periodo de tiempo a un juicio sobre el divorcio de Vivianne. La indignación que nos trasmite aumenta progresivamente según se desarrolla  la historia y comprobamos la gran discriminación de género que sufren las mujeres en este sistema patriarcal, donde no cuentan como personas ni se les respetan los derechos básicos.

 El tribunal rabínico actuará siempre a favor del hombre, otorgándole todos sus derechos y desoyendo las súplicas de Vivianne. De este modo, se le aceptarán las incomparecencias a las citaciones judiciales sin apenas consecuencias. Por absurdo que nos parezca, aunque quede demostrada la incompatibilidad y la imposibilidad de convivencia en la pareja ,siempre será Elisha  ( el marido de Vivianne) y no el tribunal, quien decida conceder a Vivianne la tan ansiada libertad.

La película de los hermanos Ronit  y Shlomi Elkabetz es la tercera de una trilogía  donde se nos muestra diferentes aspectos de la vida en Israel muy similares a la comunidad palestina y países árabes. La discriminación de la mujer , la difusa línea divisoria entre Estado y Religión nos hace pensar en un país retrógrado , machista e intolerante.

Durante las sesiones judiciales desfilarán diferentes personajes representativos de la cultura imperante, ofreciéndonos sus versiones sobre la relación de la pareja. La cámara siempre desde el punto de vista del personaje, subraya la personalidad y psicología de los testigos; al mismo tiempo que la reacción de los jueces, de Vivianne y del abogado. El hieratismo del marido y la excesiva gesticulación de su hermano rabino ,nos subleva e indigna hasta tal punto que nos incita a la intervención ( nos dan ganas de abofetearlos ). Menos mal que una actuación por parte de  Vivianne  libera al espectador de las tensiones e ignominias vividas durante las sesiones del juicio.

El filme rodado en las salas del tribunal de los rabinos como único escenario, es un  inteligente y audaz juego dialéctico  de fuerte denuncia social.



María Berrocal