¿ Es posible que la esclavitud de la mujer todavía no se haya abolido en Israel
?
Pues según la “ Halajá “los matrimonios contraídos por esta ley religiosa están sometidos a ella, y sólo un tribunal rabínico, elegido por el ministro
de justicia israelí, puede
conceder el divorcio a la mujer que lo solicita. Con una condición : el marido debe dar su consentimiento entregando el Gett
( la libertad ) a su esposa .Si éste
rechaza con obstinación la
concesión del mismo, la mujer se encuentra totalmente desasistida,
discriminada, privada de libertad y estigmatizada. No podrá relacionarse con otras
personas mientras dura el proceso, por miedo a ser acusada de adulterio. En el
caso de unión con otro hombre sin haber obtenido el divorcio, los hijos
de la nueva pareja serán
considerados bastardos, sin protección
social ni reconocimiento legal .
Así son las cosas. Asistimos durante un largo periodo de tiempo
a un juicio sobre el divorcio de Vivianne. La indignación que nos trasmite aumenta progresivamente según se desarrolla la historia y comprobamos la gran
discriminación de género que sufren las mujeres en
este sistema patriarcal, donde no cuentan como personas ni se les respetan los
derechos básicos.
El tribunal rabínico actuará siempre
a favor del hombre, otorgándole
todos sus derechos y desoyendo las súplicas
de Vivianne. De este modo, se le aceptarán las incomparecencias a las citaciones judiciales sin
apenas consecuencias. Por absurdo que nos parezca, aunque quede demostrada la
incompatibilidad y la imposibilidad de convivencia en la pareja ,siempre será Elisha ( el marido de Vivianne) y no el tribunal,
quien decida conceder a Vivianne la tan ansiada libertad.
La película de los hermanos Ronit
y Shlomi Elkabetz es la tercera de una trilogía donde se nos
muestra diferentes aspectos de la vida en Israel muy similares a la comunidad
palestina y países árabes. La discriminación de la mujer , la difusa línea
divisoria entre Estado y Religión
nos hace pensar en un país
retrógrado , machista e
intolerante.
Durante las sesiones judiciales
desfilarán diferentes
personajes representativos de la cultura imperante, ofreciéndonos sus versiones sobre la
relación de la pareja. La
cámara siempre desde el
punto de vista del personaje, subraya la personalidad y psicología de los testigos; al mismo
tiempo que la reacción de
los jueces, de Vivianne y del abogado. El hieratismo del marido y la excesiva
gesticulación de su
hermano rabino ,nos subleva e indigna hasta tal punto que nos incita a la
intervención ( nos dan
ganas de abofetearlos ). Menos mal que una actuación por parte de
Vivianne libera al espectador de
las tensiones e ignominias vividas durante las sesiones del juicio.
El filme rodado en las salas del
tribunal de los rabinos como único
escenario, es un inteligente y audaz
juego dialéctico de fuerte denuncia social.
María Berrocal
