miércoles, 23 de septiembre de 2015

Ma-ma, Una segunda oportunidad, Mi casa en París : Tres historias de familias rotas



El azar ha hecho que vea los tres títulos uno detrás de otro, y  relacionarlos no ha supuesto especial dificultad ,pues el núcleo sobre el que gravitan resulta evidente.
Ma-ma, de Julio Medem es, de los tres títulos, el que comparte el protagonismo de la familia con otro tema capital : la enfermedad de la protagonista (cáncer de mama). Pero las relaciones y parentescos que nos muestra esta historia , propician un concepto original y muy abierto de familia, tal y como evidencia el epílogo final ( niña recién nacida, padre, hijo sin parentesco de cosanguineidad paternal, y ginecólogo cantor-gran trabajo de Asier Exaendía- ) en una composición que a los detractores de Medem puede resultar de lo más hilarante.
Ma-ma, al margen de unas originales propuestas en las que, si no entras ,la incomodidad y desconexión con la historia puede ser notoria, merece la pena verse por el soberbio trabajo de Penélope Cruz. .Aunque opino que nunca se debiera recomendar una peli por su buena fotografía o interpretación ,en este caso hago una excepción : debe conocerse aunque solo sea por Penélope.



Una segunda oportunidad, de Susanne Bier, entra de lleno, y por acumulación de motivos, en el epígrafe de familias rotas .
El guión es tremebundo, casi imposible en una concepción realista o mínimamente creíble. El acierto de la directora ha sido plasmar esa historia con un decidido y muy acertado tono de thriller, que da un margen de comprensión más amplio a los hechos, escabrosos y extremadamente duros que constituyen  el relato
Susanne Bier construye una narración y unas  imágenes realmente impactantes ,acompañadas de unas interpretaciones, sobre todo del protagonista masculino , que recrea su personaje de policía con una solvencia y profundidad que calan muy hondo. La réplica por parte de su mujer y de la familia de drogadictos , es igualmente notable en cuanto a ejercicio interpretativo. Todo se deja escudriñar por la cámara de Bier  con una exhaustividad que llega a extremos insospechados en el registro del dolor, ofreciendo unos resultados de una profundidad que nos alcanza sin reservas.




Mi casa en París , de Israel Horovitz.
 Esta producción inglesa , encuadrada como historia y espíritu  en Paris ( otro protagonista del film ) y New York (sin presencia física pero si espiritual) es la que aporta propuesta familiar más peculiar y mestiza, por el tono entre comedia y drama en el que se inscribe y por el viraje que la historia va dando desde  lo que nos propone al comienzo y los resultados y conclusiones a los que nos conduce el final.
Kevin Kline hace un excelente trabajo que puede recordar algunos buenos momentos de Jack Lemmon.
Es una película que sorprende por lo mucho que cuenta escondido en el panorama visual que nos ofrece. Es como un iceberg  en el que la punta que asoma y vemos, es sólo una pequeña parte de todo lo que oculta.


Manuel Fonseca