miércoles, 30 de septiembre de 2015

Irrational Man




Locke consideraba que uno de los derechos naturales de los hombres era el de juzgar y castigar a otros hombres que hubieran violado alguno de los tres derechos naturales ( vida, trabajo y propiedad). Así en el estado de la naturaleza el hombre podría ejercer su derecho a juzgar y castigar. Bajo la teoría de Locke, sólo los hombres irracionales podrían violar los derechos naturales de otros hombres, y si eso sucedía, estas personas irracionales deberían ser corregidas. El momento en que se crea el Estado, los hombres deciden racionalmente ceder a favor de éste su derecho a juzgar y castigar, de forma que tal autoridad se pone exclusivamente en manos del gobierno.

Y en este punto nos encontramos, cuando en el siglo XXI la sociedad que refleja Irrational Man -cuyo escenario es una universidad norteamericana- ha aceptado plenamente que el castigo sólo debe ser ejercido por las autoridades del Estado, y que los ciudadanos no tienen derecho a castigar en favor de la justicia. Sin embargo, tal y como ilustra el film, a veces tenemos ganas de recuperar ese derecho natural a juzgar y castigar a otras personas, en favor de nuestra concepción de la justicia. Así mismo otras veces las personas actúan irracionalmente, pudiendo llegar a violar esos derechos naturales (hoy día denominados fundamentales) , sin ninguna causa justa en tales actos. En el primero de los casos hablaríamos de juicio y castigo ( aunque el castigo implique quitarle a una persona alguno de sus derechos naturales) mientras que en el segundo caso hablaríamos de crimen.


“Woody Allen debe estar fascinado por Crimen y Castigo” escuché cuando salí del cine tras ver Irrational Man. Efectivamente encontramos que varias de sus obras giran en torno a la misma idea, como Delitos y Faltas (1989), Match Point (2005), El Sueño de Casandra (2007)  y su último título, Irrational Man.  Si bien las dos primeras son obras maestras, diría que Irrational Man forma parte de sus obras menores, aunque no en vano es merecedora de atención. En definitiva se trata de un film entretenido y bien hilado, que uno ve cómodamente y que- aunque de manera superficial- gira en torno a eternos debates filosóficos sobre el crimen y el castigo, la racionalidad, la moralidad y otros fantasmas, cosa que personalmente le agradezco. Tras este hombre irracional sólo nos queda esperar un año más para disfrutar de su próxima película.



Anika