Cuando
una persona desaparece, y ya nada podrá cambiar una trayectoria vital que se ha
cerrado para siempre, comienza una particular "segunda vida" en el
recuerdo de quienes la han querido y compartieron esa existencia ya terminada.
Tal es
el punto de partida de esta compleja y hermosa historia: cómo una vida pasada
se re-escribe por quienes fueron sus seres más allegados, y qué diferente
resulta tal relato dependiendo del miembro de la familia que lo hace, y de la
particular relación afectiva que mantuvieron en vida con el ser que ya no está.
La
premisa inicial, de cómo cada cual adecúa los hechos y la personalidad de la
madre a la relación que mantuvieron en vida, se enriquece con tramas
transversales que van surgiendo del carácter y peculiaridades de los dos hijos
y el marido de la protagonista. Y con el evento que concita a esos personajes y
otros significativos en la biografía de la mujer en la que confluye todo.
De ese
modo el filme nos ofrece una galería de personajes verosímiles y muy bien
trazados psicológicamente: La del hijo adolescente, que se manifiesta con todas
las contradicciones y obcecaciones propias de su edad, y cuya construcción
emocional y psicológica es una de las bazas de la película. También la del
hermano mayor, con esa tendencia a eludir la responsabilidad que los años nos
otorgan (ajenos a lo que nosotros podríamos desear) y una irreprimible
inclinación a alterar la realidad con mentiras. El perfil del padre, bondadoso
y entregado a sus hijos, pero con resultados no siempre buenos en la relación
que los une. Y finalmente la madre, personaje
en el que confluye toda la historia, trazado con misteriosa sobriedad y que
deja multitud de cabos sueltos que el espectador completará a su entender.
Joachim
Trier teje la historia con matizaciones certeras pero muy abiertas a la
consideración y juicio del espectador, de modo que las actuaciones y
vicisitudes de los personajes, necesitan de la implicación de quien los
contempla. Nada de lo que se nos ofrece esta cerrado o decididamente explicado,
por lo que el sentido final lo decide cada uno. Es un estilo "libre"
que debe entrañar sus dificultades, pero que está muy logrado porque en ningún
momento nos perdemos en la historia.
Me ha
llamado la atención que un equipo de actores tan heterogéneo ( incluso de
nacionalidades diferentes) resulte tan perfectamente compenetrado. Isabel
Huppert está muy bien ( para no variar),al igual que Gabriel Byrne, en la
expresión de esposo y padre que actúa mejor de lo que recibe. Son, no obstante,
los personajes de los hijos y los actores que los encarnan los que me han
llamado más la atención, constituyendo un retrato de adolescente (con ribetes
de insoportable, como casi todos) y joven de mediana edad (pero con años suficientes
para asumirla responsablemente) los que
se cuentan entre lo mejor de la película.
Hace ya
unos cinco años que me llamó la atención la belleza deshilachada y el estilo
narrativo de Oslo,31 de Agosto ( de la que hay una reseña en este blog).El joven director
noruego se aventura ,en este caso, con una producción más ambiciosa y
elaborada, de la que sale muy bien parado. Joachim Trier es otro valor del cine
nórdico al que habrá que seguir.
Manuel Fonseca.
