La
presentación, durante los títulos de crédito de esta excelente e hipnótica
película, es impactante y desagradable (a partes iguales).Un brutal y violento
(visualmente) ajuste de cuentas
con el
panorama amoral y carente de principios del arte actual. También podría
entenderse extensivo al mundo de la moda que Tom Ford vivió en otro tiempo, y
del que toma revancha con esas imágenes de total distorsión y estética
felliniana (si podemos llamarla así) completamente pasada de rosca.
Aunque
no tenga inmediatas consecuencias sobre el desarrollo de la historia, te
prepara para introducirte en el mundo equivocado y mal asumido de la
protagonista, Susan, y de ese ambiente sofisticado, frío y viciado de cierto
"establisment "en la ciudad de L.A.
El
planteamiento y posterior desarrollo, en dos planos narrativos perfectamente
ensamblados y complementarios, no tarda en arrancar y atrapar nuestra atención,
al igual que la de Susan, que va viviendo los avatares de su vida ficticia y de
la real con el mismo sobresalto y sorpresa que nosotros.
Los dos
diferentes planos narrativos, y el desarrollo de las dos historias que
conlleva, componen el "leit- motiv" de esta fascinante narración, que
nos conduce de género en género sin solución de continuidad, aglutinándolos con
total maestría y naturalidad.
Animales
Nocturnos nos lleva de un aroma Linch, a atmósferas claramente atribuibles a
los hermanos Coen. Pasando por una música de melodrama de lujo y algunos planos
de una belleza y expresión colorista que podría recordarnos a Douglas Sirk o a
Vicente Minnelli. Sin olvidar el valor significativo de planos, muy personales,
como en el que aparece la protagonista sobre fondo de un impactante cuadro
ocupado invasivamente por la palabra Revenge.
Toda
esa evocación de géneros cinematográficos y recuerdo de directores, no invalida
para nada la fuerza, elegancia y originalidad de la película. Pues ahí radica
precisamente la maestría y acierto de Tom Ford. Agitarlo todo sabiamente en una
coctelera que nos devuelve un producto genuino y personal, con un carisma atribuible
solo a las grandes obras.
Una
historia que nos introduce en una consideración del mundo actual muy
desengañada, pero llena de lucidez .Expresada con unas imágenes perturbadoras
que entran en nosotros dispuestas a quedarse durante mucho tiempo.
Manuel Fonseca.