Cotidianeidad y poesía son dos
términos no siempre fáciles de conjugar. Si la realidad cotidiana carece de la
mínima épica y la poesía no deriva hacia algo cursi ni facilón, la complejidad
de la combinación - y el sobresaliente resultado con que Jarmusch ha ensamblado
ambas categorías- elevan a Paterson a la
consideración más elogiosa que pueda hacerse de una película.
"Menos es más" es una
máxima que se cumple rigurosamente en esta historia. Y esto constituye el
elemento vertebrador y el exponente más audaz del film.
Nunca se imagina uno que con
elementos tan elementales y tan carentes de pretensiones, se pueda construir
una obra tan interesante y de tan profundo calado poético. Resulta increíble (pero
cierto) que una historia que no incita lo más mínimo a vivirla, de las que
aparentemente nadie envidiaría, en un ambiente rutinario y poblada por personajes nada sobresalientes (tanto por su
personalidad como por las acciones que acometen) pueda generar tal interés en
nuestro intelecto y en nuestro corazón.
Paterson se ve con gusto, con verdadero
interés e incluso deleite, pues es también una muestra de poesía sustentada en las acciones más
elementales e intrascendentes de nuestra vida. Toda una lección de lo que
desechamos por rutinario, y que sabiendo mirarlo con total sencillez, quizás
encierre lo más profundo y perdurable de la vida.
La magia de las imágenes, sobrias y
carentes de pretensiones, pero realmente subyugantes y de total eficacia respecto a la historia
que nos transmite, me producen un efecto que no acierto a explicarlo, porque
resultan increíbles tan extraordinarios resultados con tan escasa aparatosidad.
El protagonista está memorable. Una
interpretación que recoge y multiplica todos los valores de la película. La
actriz de origen iraní que le da la réplica, está en su punto, aportando algún
toque de humor muy conveniente al conjunto. Incluso el perro es digno de
mención: realiza su papel con total naturalidad y maestría.
No siempre el cine nos ofrece la
oportunidad de disfrutar de una obra de tal calibre, y salir algo parecido a
"reconciliado con la expresión más elemental de vida".
Esta película no es de recomendar, es
de visión obligada para todos los amantes del cine
¡No os la perdáis!
Manuel Fonseca.