sábado, 30 de junio de 2018

Caras y lugares


Emocionante, conmovedora, vitalista, encantadora…y más adjetivos laudatorios vienen a la
mente después de ver esta película documental traducida al español como “Caras y Lugares.”             
Agnès Varda, integrante de la “ Nouvelle vague” y  directora de documentales reconocidos, dirige con maestría junto al fotógrafo J.R. esta obra, marcando siempre su estilo experimental propio.

El cine de Agnès Varda, además de feminista, está impregnado de un carácter social, humanista y escorado siempre del lado de los más desfavorecidos. Heredera del Mayo del 68 busca como Godard otra forma de mirar, descubriendo una historia detrás de cada rostro. Las imágenes que nos rodean construyen nuestras identidades y nos sitúan en un papel concreto . De este modo nos desplazará por diferentes lugares de Francia, desde un pueblo minero abandonado del Norte hasta Normandia; del Midi hasta Niza. Y en todos ellos homenajeará, con la colaboración del fotógrafo J.R., a aquellos que protagonizaron la historia, pero que nunca fueron visualizados ni recordados.

 Mineros, estibadores, carteros, mujeres campesinas, obreros industriales y gentes de los más variados oficios, quedarán impresos en la  arquitectura  y  en la retina de Agnès, que a pesar de sus ojos enfermos y visión borrosa, necesita -como le aconseja su acompañante J.R. - acumular imágenes.  Se  va pasando su tiempo. Pero esto parece no preocuparle a la enérgica Agnès que asegura no temer a la muerte porque no es más que “c’est finie “.

 Las intervenciones en el espacio urbano y arquitectónico y rescatar los lugares de la memoria, es una de las prioridades de Agnés. En este sentido conecta con las últimas tendencias del Arte Contemporáneo, concretamente con cierto aspecto del arte efímero, promoviendo una nueva mirada hacía  todos los personajes que llevan en el rostro la historia escrita.

Es obligado destacar la simbiosis de los dos protagonistas ( Agnès y J.R ) que con sus reflexivos  y filosóficos diálogos sobre la vida y el paso del tiempo nos transmiten sentimientos de amistad, solidaridad, ternura, humanidad, ironía y humor y sobre todo una gran dosis de vitalidad. En resumen, una joya de película que no debiéramos perder.


María Berrocal