viernes, 1 de junio de 2018

Disobedience


El arranque de la historia no anticipa ni apunta lo que va a ser el desarrollo de la misma. 
En el último tercio de su metraje, se apunta la posibilidad de varios finales (de los que- claro está- solo quedará el que se nos ofrece como única y final opción).
Son dos aspectos que me han parecido notables y muy bien calibrados en esta hermosa y triste historia de amores no protocolarios, y de relaciones que obedecen a las más variadas orientaciones del pensamiento humano, en forma de religiones en este caso concreto.
No sé si es un consuelo, o todo lo contrario, comprobar que las trabas para realizar una vida plena y consecuente con la íntima y personal opción sexual, de libre pero no “arbitraria” elección, encuentra tantas trabas (y prácticamente las mismas) en todas las religiones monoteístas de nuestro entorno.Tanto da catolicismo,islamismo o judaísmo (que es el que determina en este caso). 
Equivocadamente siempre había pensado que el judaísmo era menos drástico que las otras dos opciones religiosas con las que han tenido que convivir a lo largo de siglos de historia. Seguramente -pensaba- por la contaminación que los judíos habían tenido que padecer al mezclarse y convivir en sociedades tan diferentes entre sí (judíos campesinos rusos, gente de dinero o del cine en Estados Unidos, o personalidades de la élite intelectual centroeuropea, por ejemplo).Pero me ha quedado claro que,tratándose de ortodoxia,los judíos son un exponente más que notable de inmovilismo e intransigencia en todos los órdenes.
La historia, no obstante, sortea muy bien el peligro de maniqueísmo que suele asomar,con más o menos disimulo, en este tipo de historias de amores poco ortodoxos.El padre Rabino, con el que arranca y sobre el que gravita buena parte de la historia, no está retratado con animosidad, y sus últimas palabras, son objeto de una reinterpretación esperanzadora por el individuo que será su sucesor en tal cometido religioso.
La película está magnífica y complejamente narrada,comenzando por una introducción amplia en la que tardas en comprender las relaciones entre los personajes ,e incluso la ubicación geográfica de los mismos.
Las interpretaciones son muy buenas y matizadas.Quizás la pareja protagonista está retratada con una excesiva y continuada preocupación, que nos las presenta excesivamente “cariacontecidas”,o directamente atormentadas. No se si hubiese sido posible alguna secuencia en la que estuviesen algo más relajadas o mínimamente divertidas.Precisamente hay una escena preciosa y claramente liberadora en la que participan los tres protagonistas, y en la que se registra un punto de confraternización, o directamente  de amor, entre las tres personas tan conflictivamente relacionadas.
La película se cierra,dentro de los finales en los que nos había hecho pensar, en uno de los varios posibles ,matizado a través de varias secuencias que nos hacen reflexionar sobre las dificultades para “ liquidar” esta historia.
El resultado es verosímil y real como la vida misma: más agrio que dulce.


Manuel Fonseca.