Se
supone que las motivaciones que conducen nuestros actos son en cierta manera
interesadas: tratamos de hacer cosas que nos reporten beneficios, no
necesariamente en término económicos, sino también en términos de satisfacción.
Cómo percibimos o valoramos la satisfacción es una cuestión muy personal, en el
caso de Victoria -narración en la que una mujer conoce a cuatro hombres en una
discoteca y se embarca en una peligrosa aventura con ellos- tiene motivaciones
y satisfacciones muy distintas a las de cada uno de los chicos, pero no cabe
duda que las tiene. ¿ En qué está pensando Victoria para unirse a semejante
pandilla en sus peligrosos quehaceres nocturnos? La construcción del personaje
nos deja entrever que Victoria valora mucho las experiencias, que tiene ganas
de vivir y sentir. A todos se nos ha pasado por la cabeza la satisfactoria idea
de romper las normas, de situarnos por encima del resto de los mortales y
exigir o lograr algo sólo porque tenemos el valor de hacerlo.
Ver
Victoria no es ver la experiencia que tiene una chica española durante una
excepcional noche en Berlín, ver Victoria es ser Victoria, ser esa persona que
se ve arrastrada por diferentes fuerzas y motivaciones que aparecen en su vida
y que ella parece seguir de forma natural. Toda la película está filmada en un
solo plano secuencia, el tiempo es real: la cámara registra durante dos horas y
cuarto diferentes sucesos que cambiarán las vidas de los 4 protagonistas para
siempre.
Un
trabajo excepcional de un gran equipo, en el que cabe destacar, además de los
actores, a un operador de cámara que logra conducir la narración de forma
ejemplar.
Anika
