martes, 22 de diciembre de 2015

La Novia



Sin ser un tipo de cine por el que a priori me sienta atraído, La Novia merece verse y disfrutarse, aunque todo vaya de sufrimiento.
Paula Ortiz, directora prácticamente inédita hasta el momento, ha acertado y arriesgado en esta adaptación de Bodas de Sangre, pues deben ser muchas las dificultades para acomodar unos diálogos versificados a la acción cinematográfica, y que resulten naturales y hermosos, con un gran poder de evocación. Aunque la declamación del verso ,por la época y la vida a que se refiere, estén al límite de la comprensión en algunos momentos. Lo que continúa inalterable es su sonoridad y belleza.

El trasfondo españolista en el que se han ubicado a veces este tipo de obras, es otro escollo bien salvado,pues en esta adaptación el escenario  no es el de la Andalucia tópica, sino un terreno árido y baldío, salpicado de prominentes formaciones rocosas, como exabruptos del paisaje y de la vida, que elevan y universalizan el contexto de la tragedia. Fantásticos y de amenazadora belleza los escenarios en los que discurre el drama. Una cierta indefinición en los años en los que se contextualiza la tragedia, abre más las posibilidades de aproximación para el espectador y justifica mejor la variedad de atuendos y escenografías, que no son nada ortodoxas.

Los actores están magníficos todos. La Academia así los ha reconocido con un buen número de nominaciones. Aunque sólo fuese por el título, Inma Cuesta no podía dejar de estar en lo más alto del podio interpretativo. Y en verdad que lo está.
Proviniendo de un ambiente y de unos hechos tan fáciles de estereotipar, Paula Ortiz ha sorteado el peligro y nos ofrece una versión de Bodas de Sangre muy original, con momentos pasionales y de gran erotismo que eluden lo manido. Filme dotado de una gran carga poética, como no no podía ser menos en una obra de Lorca.
Soy un fan confeso del cine español, por lo que me declaro de enhorabuena, y espero y deseo gran éxito para  esta original, desgarrada y poética Novia en la noche de los Goya.



Manuel Fonseca