lunes, 10 de octubre de 2016

El porvenir




El Porvenir, quinto largometraje de Mia Hansen- Løve, consolida y afianza las excelentes cualidades que la directora francesa había ido perfilando en sus anteriores filmes: empatía, realismo, sutileza y naturalidad. En su anterior trabajo, Edén: Lost in music (2014), nos mostraba los años  de juventud de un DJ parisino (personaje basado en su hermano), de forma que conocíamos las vivencias del protagonista año tras año, en un filme tan inteligente como veraz, que mostraba las sensaciones que se apoderaban de este en diferentes momentos: euforia, alegría, amor, cansancio, frustración y nostalgia, son sentimientos que la realizadora logró transmitirnos con remarcables escenas, en una película que merece ser reposada, para corroborar que, al igual que sus anteriores filmes, parece que no pasa nada, mientras que pasa todo. Efectivamente, lo que sucede es la vida. En su última película, Hansen-Løve también se basa en uno de sus familiares para construir el personaje protagónico, en este caso es su madre la que le sirvió de inspiración para el personaje de Nathalie, interpretado por una inmejorable Isabelle Huppert. 


Con El Porvenir Mia Hansen- Løve, da un salto con respecto a sus anteriores trabajos, no solo generacional, retratando esta vez la vida de una mujer madura, sino, incorporando la filosofía como elemento central en un filme en el que las imágenes encajan perfectamente con el pensamiento filosófico que detenta la película: todo está lleno de significado, toda escena implica mucho más que la representación de una situación cotidiana; cada secuencia es un mundo, cargado de simbolismo y representado con la frialdad y la distancia propias del pensamiento filosófico concerniente a asuntos tan relativos como la felicidad.  

Anika