lunes, 6 de febrero de 2017

Comanchería






Son varios, y muy bien ensamblados, los temas que se dan cita en esta película (de lo mejor que se ha producido en 2016, y una de las serias candidatas a que los Oscar de la próxima edición recobren prestigio y credibilidad). De entrada nos encontramos con la urdimbre de un western crepuscular, teñido del desengaño y melancolía propios del género desde que Sam Peckimpah lo cambió todo con su magnífica Grupo Salvaje.

El "thriller “en su vertiente más existencial, es otro género muy presente en la compleja trama del guión. Pero por encima de la adscripción a géneros tan característicos como los aludidos, y ecos de road movie e incluso de cine de denuncia social, lo inteligente y atractivo de Comanchería es la perfecta dosificación con la que David Mackenzie maneja toda la historia, teñida de un irónico e inteligente humor y expresada con un pulso que mantiene el interés creciente durante toda la proyección, llevándonos a un final nada previsible y que propicia una lectura más compleja y con más implicaciones de las esperadas.

Este film es una demostración de que una trama muy bien urdida y sumamente entretenida, no tiene por qué estar reñida con la inteligencia y la apelación a principios más profundos y consistentes que los atribuidos habitualmente al cine de acción. Hell or high wáter (título original) desarrolla el tema de la amistad y del amor filial de manera rotunda y conmovedora. También de lo que se es capaz de hacer por los hijos, cuando no has podido ocuparte de su cuidado y educación al modo tradicional.
Tiene, en su conjunto, un acertado tono subversivo y de denuncia de algunas flagrantes  injusticias a las que la vida (en su vertiente capitalista e insolidaria) nos tiene casi acostumbrados
(a los hermanos protagonistas desde luego que no).
Tanto los dos agentes de la ley, con Jeff Bridges encarnando un humano y muy convincente "ranger", como los dos hermanos (Chris Pine y Ben Foster) realizan unos encomiables trabajos interpretativos, creando unos  personajes creíbles y de gran expresividad.
Un trabajo de dirección redondo y muy inspirado para una gran película. Que además de hacerte reflexionar sobre importantes cuestiones, supone un inteligente entretenimiento.
Hay que verla.

Manule Fonseca