Son varios, y muy bien ensamblados, los temas que se dan cita en
esta película (de lo mejor que se ha producido en 2016, y una de las serias
candidatas a que los Oscar de la próxima edición recobren prestigio y
credibilidad). De entrada nos encontramos con la urdimbre de un western
crepuscular, teñido del desengaño y melancolía propios del género desde que Sam
Peckimpah lo cambió todo con su magnífica Grupo Salvaje.
El "thriller “en su vertiente más existencial, es otro género
muy presente en la compleja trama del guión. Pero por encima de la adscripción
a géneros tan característicos como los aludidos, y ecos de road movie e incluso
de cine de denuncia social, lo inteligente y atractivo de Comanchería es la
perfecta dosificación con la que David Mackenzie maneja toda la historia,
teñida de un irónico e inteligente humor y expresada con un pulso que mantiene
el interés creciente durante toda la proyección, llevándonos a un final nada
previsible y que propicia una lectura más compleja y con más implicaciones de
las esperadas.
Este film es una demostración de que una
trama muy bien urdida y sumamente entretenida, no tiene por qué estar reñida
con la inteligencia y la apelación a principios más profundos y consistentes
que los atribuidos habitualmente al cine de acción. Hell or high wáter (título original) desarrolla el tema de la
amistad y del amor filial de manera rotunda y conmovedora. También de lo que se
es capaz de hacer por los hijos, cuando no has podido ocuparte de su cuidado y
educación al modo tradicional.
Tiene, en su conjunto, un acertado tono
subversivo y de denuncia de algunas flagrantes
injusticias a las que la vida (en su vertiente capitalista e
insolidaria) nos tiene casi acostumbrados
(a los hermanos protagonistas desde luego
que no).
Tanto los dos agentes de la ley, con Jeff
Bridges encarnando un humano y muy convincente "ranger", como los dos
hermanos (Chris Pine y Ben Foster) realizan unos encomiables trabajos
interpretativos, creando unos personajes
creíbles y de gran expresividad.
Un trabajo de dirección redondo y muy
inspirado para una gran película. Que además de hacerte reflexionar sobre
importantes cuestiones, supone un inteligente entretenimiento.
Hay que verla.
Manule Fonseca