martes, 18 de abril de 2017

El otro lado de la esperanza




La creación de un mundo personal y perfectamente reconocible es potestad de muy pocos directores, que imprimen su visión e idea de la vida por encima de las convenciones de géneros y clichés al uso en una industria como la cinematográfica. Son verdaderos artistas y su personalidad se trasluce toquen lo que toquen. En esta línea, además del personalísimo director de esta película( Aki Kaurismäki),me vienen a la memoria David Linch y Pedro Almodóvar, por ser acreedores de la creación de universos personales, diferentes y algo estrambóticos ( este último punto los une con total evidencia).

El otro lado de la esperanza reflexiona y nos hace pensar en cosas que importan a la verdadera esencia del ser humano, y nos hablan de su fragilidad e imprevisión. De asuntos que son de total actualidad, pero planteados con un prisma de original intemporalidad.
La desenvoltura de Kaurismäki contándonos su visión de la vida y los divergentes personajes que la pueblan es, a la vez que profunda, muy divertida, impregnada de humor, comprensión y solidaridad.

Como hilo conductor que ejemplifica esa peculiar galería de personajes, tenemos esas genuinas e impagables actuaciones musicales que jalonan todo el film, convirtiéndolo en un musical nada al uso, y en una galería de personajes entrañables y solidarios que, a través de la natural y modesta ejecución de sus canciones, expresan lo mejor que el ser humano nos puede ofrecer.

La sobriedad y naturalidad de la narración, es otra de las peculiaridades del director finlandés, henchido de comprensión al género humano, y yo diría que de amor hacia él.

Manuel Fonseca