La creación de un mundo personal y perfectamente reconocible es
potestad de muy pocos directores, que imprimen su visión e idea de la vida por
encima de las convenciones de géneros y clichés al uso en una industria como la
cinematográfica. Son verdaderos artistas y su personalidad se trasluce toquen
lo que toquen. En esta línea, además del personalísimo director de esta
película( Aki Kaurismäki),me vienen a la memoria David Linch y Pedro Almodóvar,
por ser acreedores de la creación de universos personales, diferentes y algo
estrambóticos ( este último punto los une con total evidencia).
El otro lado de la
esperanza reflexiona y nos hace pensar en cosas que importan a la verdadera
esencia del ser humano, y nos hablan de su fragilidad e imprevisión. De asuntos
que son de total actualidad, pero planteados con un prisma de original
intemporalidad.
La desenvoltura de Kaurismäki contándonos su visión de la vida
y los divergentes personajes que la pueblan es, a la vez que profunda, muy
divertida, impregnada de humor, comprensión y solidaridad.
Como hilo conductor que ejemplifica
esa peculiar galería de personajes, tenemos esas genuinas e impagables
actuaciones musicales que jalonan todo el film, convirtiéndolo en un musical
nada al uso, y en una galería de personajes entrañables y solidarios que, a
través de la natural y modesta ejecución de sus canciones, expresan lo mejor
que el ser humano nos puede ofrecer.
La sobriedad y naturalidad de la narración, es otra de las
peculiaridades del director finlandés, henchido de comprensión al género
humano, y yo diría que de amor hacia él.
Manuel Fonseca