viernes, 7 de abril de 2017

Locas de alegría

 
Es un regreso estimulante a las raíces del mejor cine italiano, filmografía  y directores a los que tanto amamos en otro tiempo (y no digamos las actrices y actores de tal nacionalidad) y que en las últimas décadas palidecía sin remedio. Locas de alegría nos devuelve la desenvoltura de la comedia italiana ( Scola y Rissi asoman en muchos aspectos de la historia) así como cierto contenido social que siempre presidió el Neorrealismo y su deriva en "comedia a la italiana".
El film nos ofrece una lectura tragicómica de la crisis, tan generalizada y devastadora en todos los órdenes y, desde luego, en todos los países del sur europeo. Por más que la película esté trufada de situaciones que derivan hacia la comicidad, el sustrato de las dos historias que nos ofrecen estas dos entrañables mujeres, es una radiografía de la crisis padecida por muchas personas en estos aciagos años pasados. Crisis claramente propiciada por la lucha por la supervivencia y la escasa seguridad vital en un caso ( Donatella); y por diversos factores de descomposición moral, cinismo y -seguramente- una clara tendencia biológica a la ciclotimia y al descontrol vital en el caso de Beatrice. Las dos vidas se cruzan dentro de una institución psiquiátrica, y a partir de ahí la peripecia de ambas mujeres discurrirá indefectiblemente unida.
Paolo Vìrzi honra con su realización a la mejor tradición del cine de su país, pero también contiene guiños a otras películas sobre personajes femeninos, como sugiere ( a bote pronto) la semejanza de algunas situaciones con Thelma y Louise.
Tanto este director como su coetáneo y compatriota Paolo Sorrentino, son un ejemplo de revitalización del cine italiano con propuestas que mezclan su tradición con influencias de lo más ecléctico. ¡Y que lo hacen muy bien!
Sobresaliente y digno de todos los elogios el dúo protagonista, con dos extraordinarias Valeria Bruni Tedeschi y Micaela Ramzzotii. Serían un Oscar merecidamente compartido.En ambos personajes no cuesta ver a Catte Blanchet y nuestra Elena Anaya (se parecen extraordinariamente a las dos protagonistas). Pero es solo una curiosidad de carácter físico, pues las dos actrices italianas están verdaderamente insuperables.
Hay que verla, y por supuesto en versión original: Valeria Bruni Tedeschi tiene una voz muy especial, que define la mitad de su personaje.
 
Manuel Fonseca.