Aunque
este post llega tarde, ya que la película se estrenó el 30 de junio, no podía
dejar pasar el verano sin mencionar este título, al fin y al cabo, todavía es
verano y la película aún sigue en los cines; y lo más importante: pocas veces
tenemos el placer de encontrar en la cartelera un filme tan personal y con
tanta personalidad como Estiu 1993.
Lo
que consigue Carla Simón en su primer largometraje no solo es una brillante
representación autobiográfica de aquel verano, cuando ella tenía 6 años, sino
que además logra transmitir su vivencia con un lenguaje muy personal, un
lenguaje en el que lo cotidiano, visto desde el prisma de una niña (la niña que
ella era), se convierte en la mejor manera de ver el mundo, la vida, el entorno
y sobre todo, nos revela lo simple y lo complicadas que son las cosas, siempre a la vez. La vida es una dicotomía.
La
aventura emprendida por Carla Simón al rodar con dos niñas pequeñas un capítulo
de su infancia ha descubierto un excelente trabajo de dirección que nos llena
de energía y comprensión. Además nos brinda papeles interpretados por niñas a
la altura de las películas de Carlos Saura ( estoy pensando en Ana Torrent en Cría Cuervos) o por poner una referencia
más reciente, al protagonista de Boyhood
(Ellar Coltrane), cuando Richard Linklater se centra en su infancia. En esta
primera película de una prometedora directora, encontramos a una memorable Laia
Artigas en el papel de Frida, la protagonista de todo esto, en la ficción. Porque
desde luego, la verdadera protagonista es Carla Simón, que ha convertido su
inolvidable verano en una inolvidable película.
Anika