Es
la segunda gran sorpresa del cine español en esta temporada ( la otra, de lo
que yo conozco, “El autor”). El cine español me gusta particularmente, y creo
que abordo sus producciones sin prejuicio alguno. Alex De la Iglesia ha acertado
plenamente en esta ocasión. Yo estaba algo descolgado de sus últimas
producciones, que las he seguido fuera del recorrido por las salas y que he
visto
-reconozco
que sin demasiado interés- en televisión. Tenía la sensación de que, salvo El
día de la Bestia, sus películas se perdían en un histrionismo descontrolado y
exageraciones sin medida. Cierto que siempre suelen tener un comienzo bien
planteado y que se rodea de buenos y eficaces actores. Pero la frustración
surgía inevitablemente en el desarrollo de unas historias que, cuanto menos, se
le acababan yendo de las manos. También es innegable que el universo “de la
Iglesia” tiene un marchamo propio y una identidad clara de creador. Pues en
“Perfectos desconocidos” se dan cita todas las peculiaridades de su cine, de
modo que no puedas pensar que ves algo que no parece de él, pero tiene a su vez
algo que la hace especialmente original, y muy buena dentro de su filmografía.
Es
una historia admirablemente planteada y desarrollada magníficamente; dotada
incluso de una intriga que nos lleva a pensar en algunas de las buenas
historias Hitchcock, con las que a mí me parece inevitable relacionar. Audaz de
planteamiento, interesante y divertida en todo momento y fácilmente
identificable para todo espectador que utilice teléfono móvil, la historia del
director bilbaíno nos sumerge en una situación de la que sólo un genial
director como él sería capaz de salir airoso. ¡Y lo logra!, yo creo que con
sobresaliente.
El reducido pero excelente reparto está más que a
la altura. Algunos, como Noriega, en un registro que no le conocía; Eduard Fernández
genial, para no variar; Ernesto Alterio más divertido que nunca; y Belén Rueda
en un papel que recuerda inevitablemente a las actrices que adoraba Alfred
Hitchcock. Sin necesidad de nombrarlos a todos, el elenco al completo están
francamente bien.
La
película es de muy amplio espectro. Solo un reducido grupo de espectadores
especialmente raros pueden ser refractarios a una película que-sinceramente-
juega con todas las cartas para gustar a todo tipo de público.
Manuel Fonseca.