miércoles, 28 de febrero de 2018

Calle me by your name





La rica zona del Norte de Italia donde se desarrolla la acción, la preciosa villa donde habita la familia burguesa con el hijo adolescente, la llegada de un joven seductor, hacen que recuerde inevitablemente a Teorema ( Pier Paolo Passolini 1968 ), donde el visitante es el elemento perturbador que trastocará a cada uno de los componentes de la familia. En este caso es el adolescente el que queda más marcado por la imponente presencia del joven americano, que llega a la casa familiar como ayudante del padre para terminar su doctorado. Al margen de los paralelismos con la película antes mencionada, Call me by your name es principalmente una historia de amor y el despertar del joven a los sentimientos más controvertidos respecto a la identidad sexual que aún no está definida. La inseguridad, la timidez para expresar la atracción que irremediablemente siente hacía el americano, hacen que el filme se desarrolle dentro de una contención por ambas partes, pero que como es previsible, culminará con una relación amorosa y de afectos correspondidos. El bello romance se alarga en exceso, no aportando más novedades a la historia. Que terminará como casi todas estas relaciones, con la finalización de la estancia del visitante. La película recoge muy bien el contexto donde se desarrolla la acción y sobre todo la música de comienzos de los años 80. Un aspecto que me ha llamado la atención es la comprensión de los padres, conocedores de la relación homosexual de su hijo, y el discurso del padre cuando el romance ya está finalizado y todo vuelve a lo socialmente establecido. Estamos hablando de 1983 cuando este tipo de relaciones debían ocultarse y no se naturalizaban tan fácilmente. En este sentido los años transcurridos han obrado favorablemente en una sociedad más abierta, diversa y plural. La película se ve con gusto, la interpretación es buena, así como la ambientación de la época, pero está lejos de ser una obra impactante.


María Berrocal